Por: Juan Carlos Lúa Barragán. Presidente de la Asociación de Empresarios y Dirigentes A.C.
En un mundo cada vez más interconectado, las empresas tienen un papel crucial en la construcción de una sociedad más justa y equitativa. Al adoptar una mentalidad orientada a reducir la desigualdad, las organizaciones no solo contribuyen a mejorar la calidad de vida de las personas y comunidades que impactan, sino que también fortalecen su sostenibilidad a largo plazo. La equidad en el entorno laboral, el acceso a oportunidades de desarrollo, la distribución justa de los beneficios y el apoyo a las comunidades vulnerables son aspectos fundamentales que las empresas pueden y deben considerar.
Más que una obligación, es una oportunidad de ser agentes de cambio, mostrando que el éxito financiero puede coexistir con un compromiso genuino hacia el bienestar social. Lograr un mundo menos desigual no es solo un beneficio social; es una inversión en el futuro que todas las empresas, deberían estar dispuestas a realizar.